La infancia es el primer periodo de la vida de una persona, por lo tanto, se convierte en una etapa de vulnerabilidad. Cuando somos niños atravesamos diferentes etapas del desarrollo que suponen muchos cambios en áreas importantes. Muchos de estos cambios se corresponden al proceso de crecimiento, algo normal, en los que nuestra función será esperar, observar y apoyarles este tiempo.

Sin embargo, podemos encontrarnos en situaciones en las que aparezcan señales de alarma que nos indicarán que nuestros hijos no cuentan con los recursos necesarios para afrontar diferentes realidades.

Es por ello, que como psicóloga mi objetivo es enseñarles nuevos recursos que puedan ayudarles a transitar aquellas situaciones que le generan malestar, y así incrementar el bienestar en cada una de sus áreas.